Hoy visitaste mis pensamientos, paseamos por nuestros recuerdos, desempolvando los te amo que con tanta gracia compartimos, reímos al revivir aquellas frases que nos pertenecían solo a nosotros y mientras revisamos el álbum de planes que habíamos creado compartimos la pregunta ¿Qué nos pasó?, la melancolía entró de golpe inundando nos de hubiera y quizás, imaginando cuán bello sería nuestro presente si las cosas hubiesen sido diferentes. Entre dientes surgió la propuesta, ¿Una más?, ambos sonreímos deseando gritar un sí, pero acabó siendo un no rotundo y sin explicación, ambos lo deseábamos, pero ninguno se atrevió.
Un sin fin de cuestionamientos aparecieron, ¿Por qué? ¿Acaso es miedo? ¿Miedo de nosotros o de los que nos rodean? ¿Aún duele? ¿Estaríamos buscando ser lo que fuimos? ¿Seremos capaces de volver a sentir aquello que tanta felicidad nos regaló? ¿Qué tanto hemos cambiado?
Dijiste que te tenías que retirar, te acompañé a la puerta y nos despedimos con un "hasta luego", un abrazo, un beso en la mejilla cargado de los mismos sentimientos de aquel sábado de agosto y un te quiero que sonó a te amo resonó. Estamos condenados a amar el recuerdo y a vivir la nostalgia.
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