En la fría cámara, un susurro
con sueño de ambrosía enamora.
La hechicera, con mágico conjuro,
transforma en luz del día que se explora.
Fresa rubí suspira su delicia,
luna de vainilla echa su dulzura.
Chocolate en la tierra de caricia,
la menta sopla frescura y ternura.
Caramelo dorado, sol brillante,
limón chispa que salta efervescente.
Mora noche estrellada, deslumbrante,
playa de coco luce claramente.
Lengua que explora un mundo delicioso,
paladar que navega por el mar,
dedos pegajosos del dulce ansioso,
labios que sueñan mundos por probar.
Aroma de la infancia en su regreso,
textura de una nube que se siente,
una alquimia que funde el proceso
de bocas que se llenan suavemente.
La heladera, con su varita clara,
esculpe mundos en cada bocado,
fruta embriagadora, esencia rara,
éxtasis de azúcar y hielo amado.
Santuario de escarcha claroscuro,
oasis de un hechizo encantador,
en sueños de cristal del pastel puro,
la niñez se perdura con ardor.
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